viernes, 22 de noviembre de 2013

Algunos apuntes sobre investigación histórica en el siglo XXI



El proceso de investigación acerca de la Historia conlleva una serie de pasos o etapas muy parecidos a otras disciplinas de búsqueda cognoscitiva, generalmente denominadas como el método científico. 
Toda investigación tiene tres grandes etapas: búsqueda de información, procesamiento de la información y difusión de los resultados del proceso.  Tradicionalmente, desde que Leopold Von Ranke estableciese el método de investigación positivista de la Historia, el investigador realizaba la búsqueda heurística en fuentes documentales primarias; para posteriormente, mediante las técnicas de la hermenéutica evaluar dicha información y producir un conocimiento acerca del evento histórico. A continuación era necesario producir un documento escrito que sería sometido a la crítica pública por colegas y la comunidad en general. 
El siglo XXI ha traído cambios sustanciales en el proceso; por un lado, la búsqueda no se realiza en mohosas y obscuras bibliotecas dado que la Internet y el masivo proceso de digitalización de documentos de alto valor facilita búsquedas electrónicas mediante ficheros, programas de correlacionamiento lógico, buscadores digitales, entre otros. 
La llegada de los registros audiovisuales a principios del siglo XX, en especial desde la denominada primera guerra mundial, forzó a extender el criterio de documentos primarios mas allá de la simple palabra escrita. Hoy es necesario e incluso imprescindible al estudiar la historia del siglo XX, verificar la extensiva “documentación” audiovisual disponible en archivos fílmicos nacionales (por ejemplo: Tiuna Films, Bolivar Films; etc.) como extranjeros (BBC, War Archives del Reino Unido, Library of Congress de los EEUUA, TVE, etc.). 
Por otra parte, el análisis hermenéutico se ha visto facilitado considerablemente por la existencia de diversos programas diseñados para el análisis de contenidos, establecimiento de líneas de tiempo, relacionamiento lógico, técnicas de análisis y correlación causa efecto, entre otros; para el investigador es mucho más fácil el organizar la información que antes, e incluso evaluar la influencia de ciertas categorías en los resultados de la investigación.
La mayor revolución en materia de historiografía viene dada por la facilidad actual de exponer los resultados de la investigación, a través de diversas formas de expresión como líbros electrónicos, blogs, portales y páginas web, formatos interactivos y lo más impactante: audiovisuales para la televisión. 
Desde la primera mitad del siglo XX se utilizaron documentales audiovisuales sobre eventos históricos con fines de propaganda, de información y de entretenimiento como diversas películas de la denominada historia novelada con mayor o menor rigor académico. La mayoría de estos documentales históriográficos no alcanzaba a ser diseminados por los principales medios de entretenimiento de masas, quedando relegados a canales de televisión llamada “pública” en el mundo anglosajon, capitalista. Esto se revolucionaría con la llegada de History Channel el primero de enero de 1995, el cual a pesar de la crítica de la “academia institucionalizada” ha logrado una penetración nunca vista en canales televisivos de la denominada clase educativa, siguiendo el éxito previo de Discovery Channel y de National Geographic
Hoy es totalmente válido y hasta deseable, producir documentos historiográficos en formato televisivo; dadas las necesidades de programación de calidad que atienda realmente a una de las tres funciones teóricas de la televisión (entretener, informar y educar). Las nuevas generaciones están más motivadas a la adquisición de información a través de formatos de video, tanto en televisión abierta o de suscripción; como en formatos digitales compatibles con la Internet; de ahí la importancia de considerar la difusión de investigaciones académicas, a través de medios radicalmente diferentes del texto escrito que nos ha acompañado por los últimos cincuenta siglos.  

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